Vuela que vuela, allá va y viene,
hace y construye, manos no tiene.*
¿Cuánto hace que no participas en
una buena guerra de almohadas?
¿y que no echas a correr para que no te
pillen aunque estés deseando que lo hagan?
¿y cuánto que no juegas un partido donde las reglas son `que
no hay reglas´?
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Ojalá que haya sido hace muy poco,
incluso esta misma mañana, antes incluso de tomar conciencia del plan del día.
Pero me temo, es lo más normal, que si ya tienes “una edad” (vaya, todos
tenemos “una edad”) que el juego no forme parte de tu día a día o haya pasado a un
segundo plano, prescindible totalmente. Estoy hablando de ese tipo de juego en
el que sin ton ni son, de repente, te encuentras en medio de una batalla, riendo,
liberado, sudando y completamente exhausto … Uy, parece que estoy hablando de
otra cosa. Pero no. Hoy no toca, ya hablaremos de sexo en otro momento, todo se
andará, en cierto modo es un juego también, tiene también su componente lúdico … pero hoy
vamos por otros derroteros.
Cuando jugamos dejamos por un
momento de lado la parte lógica y seria de la vida, se produce una liberación
en la que raro será si no sale nuestra verdadera esencia y personalidad. Es
más, dependiendo de a qué te gusta jugar y cómo lo hagas darás pistas de qué
clase de persona eres.
Para el niño es su estado natural,
no concibe otra manera de relacionarse si no es a través del juego, es su
medida, su aprendizaje y su apoyo en la evolución hasta la adolescencia en la que ya querrá formar parte del mundo adulto, se medirá con los mayores,
rivalizará con ellos, abandonando poco a poco su espontaneidad. Momento
complejo donde los haya, sumido en la perplejidad de los nuevos roles y perdido
frente al sexo contrario. Llamamiento urgente a todos los que rodean a adolescentes en estos
momentos, echad mano de la Inteligencia
Emocional y enseñadles a hacerlo. Estaremos en sus manos en un futuro.
Pero me voy del tema.
Voy a por los
grandotes, los serios, los racionales, domesticados, alejados del instinto
primero del juego y al servicio de los patrones establecidos. El juego, que
antes era lo primero, ahora se infravalora y menosprecia. Así nos va. Asociamos juego a
consumo, la mayoría de las veces hay una transacción económica por medio y que incluye con frecuencia la adquisición de un aparatito. Inconscientemente se considera un lujo y mientras que en el niño no
hay un objetivo deliberado, en el adulto si.
Creo que estoy teorizando mucho, me está quedando el post demasiado científico ¿me lo estaré tomando demasiado en serio?
Pues va a ser que si, que jugar es
un tema muy serio.
¿Y tú a qué juegas?
(lo siento no hay versión con subtítulos pero creo que el mensaje último se entiende bien, dejaros llevar)
Si la tengo, no te la doy
y si no la tengo te la doy*
y si no la tengo te la doy*
*Premio para los acertantes de las adivinanzas ;)
... yo soy un tarado...... y no quiero dejar de serlo.......
ResponderEliminar.. un beso...
De lo cual deduzco que te gusta jugar y lo practicas ...pero no das la solución a las adivinanzas, así que, te quedas sin premio ;)
EliminarLa imaginación y la razón!!! Cual es mi premio?!!! A mi me encantar jugar!! Gran post Pal!! Como tu bien dices nunca deberiamos perder al niño que llevamos dentro!!
ResponderEliminarOle!
EliminarMe encanta que te encante.
Te lo mando a tu correo ;)
(no te impacientes que hoy el pc ya está de finde...)
“Un niño no es el proyecto de un hombre, sino que un hombre es lo que queda de un niño" Ana Ma.Matute (Premio Cervantes 2011)
ResponderEliminarAdoro a Ana Mª !!!
EliminarLa niña con más años que conozco ...y sabe mucho, al igual que María Zambrano del corazón y sus secretos.
Ya tengo mi premio!!! Apología del ocio de Robert Louis Stevenson!!! Muchas gracias Pal!!!
ResponderEliminarNo hay de qué!
EliminarSeguro que te gusta ;)
Yo juego : a desempolvar el dialecto del pueblo con mi prima por el Facebook. Besosss
ResponderEliminar...y con tu perro, y con tu niño ... y.... a jugarrr !!!
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