Cabecera

"No hay barrera, cerradura, ni cerrojo
que puedas imponer a la libertad de mi mente"

Virginia Woolf

viernes, 19 de abril de 2013

Lo siguiente


Vladimir Maiakovski
Más de lo posible,
más de lo permitido,
como un delirio
de poeta cayendo en el sueño
la pelota del corazón se hace enorme,
enorme el amor,
enorme el odio.
Bajo la carga,
las piernas
avanzan vacilando,
ya lo sabes
estoy
sin embargo bien hecho,
no obstante
me arrastro,
apéndice del corazón
con mis gigantes hombros hundidos.
La leche del verso me infla
— sin poder derramarme —
hasta los bordes, y vuelve a llenarse.
¡Oh nodriza del mundo!,
hipérbole,
imaginada por Maupassant.


Lo siguiente, Maiakovsky -----------


Hacer un regalo o que te lo hagan es un asunto ciertamente complejo. Revela ciertos aspectos de la relación entre el regalador y el regalado que aparecen entre líneas y quizá no sean fáciles de descifrar.

No sé si os habéis encontrado alguna vez en un centro comercial dando vueltas como un león enjaulado, rebotando de un lado a otro buscando un regalo que hacer a alguien. Puede tratarse de un compromiso, en cuyo caso no deis más vueltas, lanzaros al vino de cabeza (a no ser que sea abstemio anónimo). Puede tratarse de una fecha señalada: lanzaros de nuevo al vino. En mi opinión hay que regalar siempre fuera de fecha para que el factor sorpresa que lleva acarreado el regalo sea aún mayor. También puede que la persona a quien vayáis a agasajar (me ha pasado más de una vez) tenga un exacerbado pragmatismo e interprete el gesto como un desembolso inútil, sobre todo si regaláis flores, seguramente se sienta incómodo/a porque será de poco regalar y se sienta presionado a corresponder, por tanto, te hará sentir muy tonto. Buena excusa para beberos el vino vosotros. Y está el caso de quien impepinablemente siempre cambiará lo que vosotros habéis elegido con tanto esfuerzo y sudores, en este caso regalad un vale por… y dejaréis de dar vueltas como una peonza y llegaréis a tiempo de tomaros un vino con vuestros amigos.

Acertar es difícil a no ser que el regalo vaya envuelto de mucha carga emocional por parte de los dos, en cuyo caso, acertaréis seguro aunque sea un barquito de papel.

También hay que tener cuidado con las intenciones del regalador.
Un compañero de mi época en la facultad a todos sus ligues les regalaba siempre el mismo perfume, que no era otro que el que utilizaba la chica de la que realmente estaba enamorado. Ellas en la inopia y él sin el resultado deseado. Parece casi el argumento de El Perfume de Patrick Süskind pero no lo es. Quizá hubiera llegado más lejos si les hubiera regalado el libro.

El mejor regalo de todos siempre es   un libro.

En Twitter estos días se ha reactivado un hashtag ante la cercanía del día del libro el próximo 23 de Abril que es #regalarunlibro. En él se pueden leer frases como #regalarunlibro es: ofrecer la llave de un sueño, es un elogio, es compartir una aventura, es ofrecer un refugio frente al dolor y la desesperanza (esta me encanta), es un piropo, es hacer el amor (esta también ;), es leerte con otros ojos, es amor.

A mi me encantaría saber la cara que pongo cada vez que alguien me regala un libro del cual lo desconozco todo, o casi todo. Supongo que oscila entre el escepticismo de que aquello me guste y la curiosidad por saber qué se halla en su interior. Pero siempre, siempre, es bienvenido, es una sorpresa y un reto.

Mi reto estos días se llama Maiakovsky y quien me lo regaló (me conoce bien) detectó que era alguien a quien yo debía de tener más presente y aceptar en mi reducido círculo de poetas de cabecera. Al parecer la traducción no es muy buena y esto le tortura, no descarto que haga una segunda entrega cuando dé con la traducción fetén. 
Lo importante aquí es que ya me ha inoculado el mal sin solución posible. Ya quiero más.  

Que mala gente hay por ahí ;)


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