Cabecera

"No hay barrera, cerradura, ni cerrojo
que puedas imponer a la libertad de mi mente"

Virginia Woolf

miércoles, 3 de julio de 2013

Si el hombre pudiera...




Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.

Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.

Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.




No se me ocurre mejor manera para asaltaros esta semana en vuestras pantallas, en estos días en los que multitud de personas están celebrando el  Orgullo de ser como son, el Orgullo de amar como aman y el de haber tenido que hacerlo a través de un duro cuestionamiento de su identidad, que haciendo un canto a la     
libertad de amar

Me gusta la idea, así cerramos el círculo que iniciamos negando la evidencia: ¡Olvídate de mí!, seguimos invocando a la piel: Os pouquinhos polvos y ahora concluiremos poniéndonos el mundo por montera.

Los que me conocen un poquito saben de mi amor a la Poesía, pero ¿cuándo dio comienzo esta pasión?  

Pues como dan comienzo las mejores cosas que nos suceden en la vida: por casualidad y por curiosidad. De este modo llegó a mí, de la mano de mi hermana, un librito de  Luis CernudaAntología poética, que se compró para hacer un trabajo en el Instituto. Fue abrirlo y deslumbrarme, me apropié de él, lo leí casi a escondidas, me aprendí de memoria sus versos y desde entonces ha estado presente siempre en mi vida de una manera u otra. Mi adoración es tanta que creo que no se ha escrito un poema mejor que su Soliloquio del Farero, tremendo, dulce, certero.

En la obra de Cernuda se halla reflejado, como en ninguna otra, el dolor de sentirse diferente y de ir contracorriente, la marginalidad, la incomprensión, el Amor.



Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.



En su poesía se da ese continuo choque entre  La realidad y el deseo.

Cernuda sabe cómo trasladarnos ese deseo de libertad para amar dándose.
Un buen  ejemplo lo tenéis en el poema que abre este post.

Todos debemos pasar por ello, debemos sufrir ese proceso de renacimiento. Nadie puede amar consciente y plenamente a alguien si antes no ha aprendido a amarse a sí mismo y se ha otorgado la libertad de hacerlo aireando su verdad al mundo.

Hay un precioso libro de   Marina MayoralLa única libertad, que toma prestado su título de este poema. Si queréis comenzar el Verano leyendo algo bueno, a parte de la poesía de Luis Cernuda, os recomiendo este libro donde a través de un recorrido por la historia de La Braña y la familia que la habitó, se hace un canto a la libertad de amar con grandes dosis de ternura, pasión y amor

Cuando lo terminéis creo que me lo agradeceréis y pediréis más ;)



Mientras escribía este post he dado con este estupendo vídeo de Leticia López Benavides que me ha encantado y emocionado, luego descubrí la voz en off y no he podido por menos que incorporarlo hoy en este mi agradecimiento a Cernuda por abrirme los ojos a un universo de poemas y sentimientos tan bien contados.