«La amistad es una religión sin Dios, sin Juicio Final y sin
diablo.
Una religión no ajena al amor, a un amor donde se proscriben la guerra
y el odio,
donde es posible el silencio.»
Elogio de la amistad, Tahar Ben Jelloun
Podría transcribir ahora entera la canción de Serrat “Las
malas compañías” y con ello dejar sentenciado este post porque en ella se
encuentra todo lo que hoy os vengo a contar acerca de la amistad. Sí, esa cosa de la que a diario nos
encontramos tantas frases hechas. Esa cosa que va acompañada siempre de un
amigo. Preciosa palabra.
Los años y la vida
ayudan a entender razones y miradas. Por eso, con el tiempo, “en
ocasiones veo amigos” al doblar cualquier esquina, al traducir detalles que
antes, por estar yo a mis cosas, se me escapaban, al comprender su lenguaje,
casi siempre no verbal. Al conectar siempre con algún rasgo de la gente, mi
corazón podría ser un conventillo, como en cierta ocasión decía Mafalda.
Pero que salte la chispa es siempre un asunto a dos:
“Pones juntas dos personas que nunca antes han sido puestas juntas y a veces el mundo cambia, a veces no. Pueden chocar y quemarse, o quemarse y chocar. Pero a veces algo nuevo se construye y entonces el mundo cambia. Juntas, en esa primera exaltación, son mucho mayores que en sus dos entes separados. Juntas, ven más lejos, ven más claro".
Levels of life, Julian Barnes
Con este párrafo Barnes comienza su último libro, en donde habla
de su relación de pareja, es decir, de amor. Pienso que podemos extrapolar la
intención del texto también a la amistad.
¿Acaso no es la amistad también amor?
Aunque es obvio donde ponemos la línea
divisoria.
La amistad tiene la ventaja de que puede mantenerse a
kilómetros de distancia y sin embargo sentirse muy cerca. El amor puede que no
resista esta separación pues la conexión física y mental es primordial, y puede
darse el caso de estar muy juntos físicamente pero la mente a kilómetros de
distancia. En ese punto el equilibrio es complicado… y chungo si te dicen “te
quiero como amigo”... ufff…jodido.
La amistad no tiene este grado de exigencia.
Julian Barnes tuvo la fortuna de vivir en pareja la plenitud
conjunta del amor y la amistad. Levels of life, habla de esto y, sobre todo, del
dolor ante la muerte de ella. No obstante, cuestión de carácter, me quedo con
esa idea que transmite de que el riesgo a correr es un pequeño precio a pagar
por el placer de elevarte por encima de la vida ordinaria en una ola de
entusiasmo.
Quería hacerle hoy una
mención porque creo que el libro merece la recomendación y está recién salido
del horno.
Pero me disperso… por dónde íbamos…
Ah, si… la amistad.
Bueno, más que de la amistad, así en abstracto voy a hablar
de los amigos.
Desde ese preciso momento en que comienza la amistad, desde ese
instante en el que alguien da al interruptor de encendido, traspasa los límites
y te toma por rehén, yo no veo más que ventajas.
Hay tantas clases de amigos como personas. En Elogio de la
amistad, Tahar Ben Jelloun nos habla de unos cuantos: el amigo intermitente, el
amigo de paso, el amigo desaparecido, el amigo reencontrado. Pero luego está el
amigo incondicional, sin intermitencias, que llegó a quedarse, aún en la
distancia, y por el que no pasa el tiempo pues la conexión es tan buena que, aunque
transcurra mucho sin hablar, la comunicación siempre se restablece en el mismo
punto sin dañarse.
Un buen amigo nada tiene que ver con un conocido, un compañero
de trabajo, un familiar. Esto con frecuencia se confunde. Un buen amigo te
conoce bien porque se ha tomado su tiempo, está en sintonía, escucha, es
discreto, no juzga, reconforta, libera. Si es de los buenos, buenos, te ayudará,
te enseñará, te hará crecer, vivir, te dará alas y te las reparará si es
necesario.
Me gustan los que te quieren con locura y cuando se les nota
demasiado disimulan. Disimulan también cuando a quien se le nota la locura por
ellos es a ti, no vaya a ser, qué tontería, que nos volvamos moñas. Este pudor
contrapuesto con el desahogo con el que se beben la vida, se desmarcan de las
reglas y derraman su tiempo y su vida en tu copa como si no hubiera un mañana, se
convierte en una mezcla irresistiblemente perfecta e imprescindible para
transitar por la vida.
¿Que los buenos amigos se cuentan con los dedos de una mano?
… bueno, y a veces también de un pie ;)
¡Qué le voy a hacer, mis amigos son unos atorrantes!